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Tiempo de luz

Las esculturas de Tiempo de luz las considero respuestas: lo que digo, a partir de lo que soy y mis circunstancias, mediante la materialidad y las formas que las construyen.

Esta relación provoca como resultado cada una de las esculturas que, inscritas en sus respectivos volúmenes (longitud x altura x profundidad), generan los distintos espacios escultóricos, a los que a su vez desproveo de la densa materialidad del hierro que las forma (restando el volumen de la materia que compone cada una de las esculturas) para dejar libre esos espacios en los que se inscriben las esculturas, que son los que pueden ser recorridos y ocupados por la luz en sus correspondientes y determinados tiempos.

Para hallar estos tiempos (de luz), únicos, exactos y diferentes para cada una de las esculturas que componen Tiempo de luz, pongo en relación las dimensiones (el volumen) y el peso de la escultura con la densidad del hierro (7,87 kilogramos por decímetro cúbico) y este producto con la luz y su constante (300.000 km/s, velocidad de la luz) mediante las fórmulas (d=m/v) y (v=e/t), interpretadas desde la poética del arte.